BREVE GUÍA PARA EL DISEÑO DE CARTERAS: INTRODUCCIÓN

Por Daniel Suárez (fund manager del GESTIÓN DEL CICLO FI en Gesiuris Asset Management)

Un punto de partida, una meta y trazar un plan para recorrer la distancia entre los dos puntos. Estos son los tres ingredientes necesarios para empezar a construir una cartera de inversiones. A lo largo de la serie de post que comenzamos con esta introducción analizaremos los aspectos que, en mi opinión, son más relevantes en cada una de estas tres etapas.

Así, en el punto de partida es importante saber que puedes llegar a ser tu peor enemigo a lo largo del viaje. Conocer cómo funciona la psicología de los inversores, del mercado, nos ayudará a minimizar los errores de conducta que tanto puede penalizar a una cartera de inversiones. Saber leer bien el “menú de las inversiones”, identificando rentabilidades esperadas y riesgos asociados, también es un aspecto fundamental en esta primera etapa del camino.

Cuando establezcas una meta, un punto de llegada, se realista. No existen los atajos ni la alquimia en la gestión de inversiones. Aprender a “leer el menú” te ayudará en esta fase de establecer objetivos. Verás que es imposible (o improbable en el mejor de los casos) alcanzar determinados niveles de rentabilidad sin asumir la dosis de riesgo necesaria. Y con riesgo no me refiero a volatilidad, a variación de cotizaciones. Esto es algo inherente de los precios de los activos financieros. Con riesgo me refiero a la probabilidad de incurrir en pérdidas difíciles de recuperar. Aquí es importante recordar que, ante una pérdida, la ganancia necesaria para recuperar niveles previos a la caída es exponencial: si la cartera pierde un -20%, deberás ser capaz de ganar un +25% para recuperar el capital inicial; si la pérdida es de un -40% la ganancia requerida es de un +67%; ante un -50% la revalorización necesaria será del +100%; o si la cartera pierde un -70% las ganancias deberán ser del +233% para recuperar el capital previo a la caída. Con esto me refiero a la función exponencial de las ganancias para recuperarse de las pérdidas.

También veremos cómo diseñar un camino razonable que nos permite unir el punto A (inicio) con el punto B (objetivos realistas). En este diseño tendremos que definir, entre otras muchas cosas, si trabajaremos con esquemas de decisión probables o ciertos. Dedicaremos muchas horas al diseño de la estrategia, al proceso. Y, por supuesto, delimitaremos las ventanas temporales sobre las que trabajar.

A lo largo de próximas entradas, veremos con detalle cada uno de los siete puntos que nos ayudarán en el proceso de construcción de una cartera. Y recuerda que lo más importante no serán los resultados de esa cartera. Lo realmente importante es el proceso que nos llevará a construir esa cartera. Ese es el objetivo de esa serie de post. Ayudarte a desarrollar una metodología, un proceso que nos libera de la preocupación por aspectos de la inversión que no podemos controlar, como las variaciones de los precios. Al centrarnos en el proceso maximizamos nuestro potencial para generar beneficios a largo plazo.

 

GdC7puntos