IMPACTO DE LA CAÍDA DEL PETRÓLEO EN LA ECONOMÍA EEUU

El desplome del precio del petróleo (-40% en 2014, la segunda mayor caída en 30 años) tiene implicaciones muy relevantes sobre la economía mundial. Positivas para los países importadores netos de crudo, y negativas para los exportadores. Los primeros verán reducida la presión sobre sus balanzas por cuenta corriente y sobre la inflación, con implicaciones sobre el consumo de otros bienes y servicios al liberarse parte de la renta que se destina al consumo de petróleo / gasolina. Por su parte, los segundos verán reducidos sus ingresos nominales por la venta de petróleo a otros países, con implicaciones negativas sobre sus balanzas por cuenta corriente y fiscal, y con efecto arrastre sobre la demanda interna.

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Cómo se puede deducir del gráfico anterior, una de las economías que más puede beneficiarse de esta situación es Estados Unidos, dado su condición de primer importador mundial de petróleo, siendo muy relevante analizar su impacto sobre variables clave como la inflación y el consumo.

1. Inflación. El impacto de la caída del petróleo sobre la inflación lo estimamos a partir del componente de energía del IPC, el cual pesa un 9,3% en el índice de precios (el componente de alimentos sin elaborar pesa un 14% y el subyacente un 76,7%).  Asumiendo estabilidad en el precio del petróleo en torno a 60 dólares por barril, la tasa de inflación dibujaría una clara línea descendente durante la mayor parte de 2015, pudiendo llegar a situarse en negativo durante la parte central del año (abril / septiembre), que es cuando el efecto base del componente energético es más pronunciado.

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2. Consumo. El consumo de gasolina y otros bienes energéticos supone aproximadamente un 3% de la renta disponible de las familias estadounidenses (renta disponible de las familias = ingresos menos amortizaciones de deuda, intereses e impuestos). Asumiendo estabilidad en la cantidad de consumo de gasolina, sólo por el efecto de la caída en el precio, las familias podrían liberar aproximadamente 0,7 puntos de renta disponible. En números estaríamos hablando de unos 90.000 millones de dólares anuales (0,5% del PIB), disponibles para consumir otro tipo de bienes y servicios. Este efecto potencial ya lo estamos viendo en el repunte de los indicadores de confianza del consumidor.

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En conclusión, la relajación de las expectativas de inflación motivada por la caída del precio del petróleo podría llevar a la Reserva Federal a retrasar el inicio de las subidas de tipos de interés, toda vez que el estancamiento o recesión que atraviesan algunos bloques económicos de relevancia mundial (Área euro y Japón en el plano desarrollado, y Brasil y Rusia en emergentes) suponen una fuente de riesgo a la reactivación económica que estamos observando en Estados Unidos. Asimismo, la liberación de renta que ha provocado la caída del precio del petróleo debería impulsar el consumo discrecional (cíclico) con implicaciones positivas sobre las empresas de los sectores más sensibles.